viernes, 9 de diciembre de 2011

como para después escuchar los libros de la buena memoria

las palabras
que bailan
en la punta de la lengua,
cable intelectual haciendo falso contacto.
y los días
con sus deberes
suspendidos
para hacer aquello
que no se debe
y encontrarme
con tu cintura
en despertares
de esta madrugada.
la casualidad
de que también
me hayas encontrado
mordiéndome los labios
dormido.
el beso
que impulsa a los brazos
hacia la cintura
o la espalda
las piernas se enredan
como las ramas de aquel árbol
en la reserva ecológica
que intentabas desenredar
ya que nos molestaban,
¿por qué habríamos de jugar a ser monos?
entiendo que la verdadera
acción que realizamos
solo la conocen
los destellos de luz
que esquivaban, desde la copa del árbol,
las hojas
o los mosquitos
cuyas ronchas padeces en este amanecer.
las palabras
como hormigas rojas en la punta de la lengua
o
algún beso
en dirección a Leandro N. Alem
que esquiva el recorrido
y se queda en Ángel Gallardo
bien cerquita de mi cuello.

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