una eterna melodía de don Atahualpa Yupanqui
me acompaña en el condensador de silencios de mi habitación,
esta fría madrugada aguardando la salida del sol
para salir de este departamento
y echarme en algún parque
para que el sol me quite las escarchas del corazón;
por que las cosas que me veo obligado a callar
quieren apagar el fuego de mi amor, de mi esperanza,
emociones y sentimientos
que tienden a verterse en la nada
acompañados de aquella sensación de vacío
que anticipa el olvido...
y yo no quiero olvidarte
solo quiero que pensar en vos no me duela tanto,
si al menos pudiera comprender que la distancia
es solo una palabra, que estas en mi corazón siempre;
porque hasta algunas veces cuando te sueño
despierto empapado de lágrimas.
no entiendo que es lo que me llena de tanto desconcierto,
llevándome a caminar las calles
como si me hubiese perdido a mi mismo
estando dentro de mi, sintiendo todo esto,
un laberinto que no se a donde me lleva,
solo se que van pasando los días y hace algunos que
no nos vemos. no quiero guardarme todo para mi silencio,
siento que debo darle otra forma, a ver si el dolor se anima
a irse y convertirse en palabras sinceras y alegres
y que no parezcan el fin de todo
sino el principio de una gran alegría,
que nada de esto te lastime;
se que desde el silencio hablo mucho mejor,
pude reconocer todos mis defectos, de ellos podría
escribirte un libro, puedo ser insoportable en todos los sentidos,
y mas en este de ponerme cargoso cuando te extraño.
quisiera poder comprender
que es esto de sentir tu presencia en todas partes
de tropezarme con sitios donde alguna vez juramos, nos dijimos
o nos besamos, y eso coincide con todos los semáforos de mi barrio...
se que a veces no se puede estar toda una vida
pero ahora esta es toda mi vida, la única que tengo ahora
y yo no quiero seguir asistiendo al funeral de los recuerdos
sin antes poder sumergirme en tus brazos y en tus besos.
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