Perdía los días
contaba los minutos
como años desde
la supuesta aparición
de Dios. Exploraba
cada rincón de seguridad
o de verdad,
por el miedo mismo
a mis sentimientos,
soy tan frágil
cargando una coraza
de hierro.
Mi alma que auto no tiene
tarda tanto en volver
a mi como el ciento veintisiete
llega a su parada.
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