te encontré cansada,
casi dormida,
tus manos lastimadas...
cosechaste el centeno que sembraste,
no creció ningún hongo
y tu alucinación vaga pendiente
en los bolsillos de un dealer.
muchacha de ojos cansados
qué sera de tus sueños
analizándose esta madrugada freudiana
en mi almohada
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