a lo mejor si bajaran la voz, podría entender
de que me están hablando, escucho ruidos
como marcianos, me están hablando,
con tanto ruido me están matando. me levanto
y tengo el pie doblado, estamos perdidos
en un bosque, una pelota en la garganta
es lo que siento, sentados en el frió
semento las guitarras suenan fuerte,
descargo mis amarguras en un bongo,
gracias amigo por prestarlo, ahora me siento
liberado.
aparecimos en un pantano, tenemos los
pies embarrados, que susto nos pegamos,
ahora estamos en la cima de una montaña
donde queda maipú, que no llego mas,
un peso veinticinco lléveme hasta mi casa,
antes de terminar esta historia, quiero
contarte una parte del principio que no sabes.
güemes y aráoz, un veintinueve sus pasajeros
protagonistas de una zapada, Luca Prodan
revive en nuestra interpretación de su canción,
algunos se alegran al escuchar otros miran
no entienden que sucede, a estos chicos
hay que ponerle limites.
una plaza gritaron y nos bajamos, no era
donde queríamos llegar, cuarenta cuadras
tuvimos que caminar, cruzamos la general
paz, de fondo el rió parecía una pintura,
y yo sentado muriéndome de frió, que
lejos estoy de casa, que hora es, me tengo
que ir, perdón que interrumpa ya es medio tarde.
una camioneta pasa y se escucha una sirena,
me vuelvo a encontrar con un amigo, había ido
al baño, cuanto falta para maipú?, cuatro
cuadras derecho. voy contando del uno
hasta el ciento sesenta y ocho, uno veinticinco
chofer lamento decírselo, pero tengo que llegar a casa.
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