La quietud
el beso
cintura, espalda y hombros,
el viento vuela
las hojas
y mi peluca
duermen
los sesenta
segundos
cuando
despierta el minuto
masticando las horas
y cada lento movimiento
lo quiero acelerar,
es ansiedad
de esperar (te)
que nada pase
dejar salir
el humo
mirar el porro
y volver a fumar
afuera los
obreros trabajan
el eco del martilleo
como un metrónomo
loco
por el ancho de basto
que me fumo
darse el gusto
de distorsionar la lucidez
cuando esta
sobrepasa
toda espectativa
callen, callen
la voz chillona
callen
de una vez
que esto pega más que Monzón
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