Al buzón de su casa del cielo
llegaron mis escritos, mis palabras,
mis deseos y entendió cada blasfemia,
cada insulto, cada piña que no le pegue.
¿Sabes cómo se que lo entendió?
porque como otra no le quedaba
y conmigo se ganaba otro que divulgue
"la palabra" hizo un cuerpo a mi medida
y adaptado a mis caprichos para
que creyera en su existencia.
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