salían de noche acompañado de fieras borrosas como monstruos
con sus cartones caminando con paso indeciso... apurado hacia
ningún lado en la vacuidad de la noche, pero tranquilos
por que nadie podía meterse en su inescrutable
burbuja, esa que al pincharse salpicaba un brillo que los mantenía
aún elevados, para aterrizar en las costas del río de la plata, donde el
sol los estaba esperando a ellos, los buscadores del sol.
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