Por aquí, donde las estrellas se pueden ver en todo su esplendor
(ya que no hay ni fábricas ni edificios),
donde el silencio otorga los más bellos
pensamientos, la libertad y la soledad para jugar con los árboles
trepándose a ellos. Por que es aquí donde no hay principios
ni finales, horarios o luces, solamente ilumina con
su claridad, tras absorver la tranquilidad que antes
tomaron los sentidos. y he aquí. Instalada en todo el cuerpo.
El corazón marca el ritmo, sabe cuando acelerar o parar,
anticipar al peligro y ganarle. Los pies, son parte ahora
del títere meditatio en el que nos
hemos convertido y arrastramos con los pasos nuestra voluntad,
que no es otra que la de estar. Aquí. Sentados.
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