Te encantaba cuando me enredaba
borracho en las palabras
o
cuando lúcido te hacía caminar
con los pies descalzos por
los jardines de Grecia
o
cuando nos movíamos
siguiendo la música
abrazados en las escaleras
del Partenón.
yo extraño todos tus tonos
amarillos
el rosa infantil de tus labios
y los cuatro lunares
que los rodean
nos vemos...
porque odio los sábados,
son tan explícitos
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