Arroz con salsa
un sábado por
la madrugada,
hirviendo en
la cacerola
y tus ojos
que no lo pueden
creer.
El tenedor como
un barco en ese
mar agitado por
la tormenta,
el grano de arroz pez
que no se deja
pescar, la papa
como un iceberg
y el tenedor que
no es el titanic.
Un calor
que quita
el frío
para bajar bajar.
Siguen sin creerlo
las pupilas dilatadas,
no es una pesadilla.
demasiada realidad
química para un
cuerpo tan contaminado.
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