Me planteo la cuestión tanto como la graciosa escena
de por qué
Freud mantenía abstinencia con su esposa
y de cómo hubiera sido si compartían dormitorio. Lo
imagino con un codo apoyado sobre la almohada cuya
mano se aferra al mentón sosteniendo la pesada cabeza,
la que se haya libre acariciando el pelo con el fin de
preguntarle a los piojos qué información adquirieron
de su sangre, tratando de descifrar pelo por pelo
qué acontece y por su manera de respirar si su sueño
es agradable o no.
Vulgar sería de mi parte decir por dichos comunes,
que se abstenía del sexo debido a su adicción, que el
olvido que tanto le preocupó al no haberle enviado
flores a su esposa en su respectivo aniversario
no es mas que un efecto secundario del consumo,
como algunos ya hemos advertido. Adhiero
a la función selectiva del inconsciente pero no
su función
almacenadora y la restricción que esta
presenta mediante la represión.
Siendo algo que ya no controlo quien necesita hacerlo
me hace sentir débil y aún así fuera de mi propio alcance
pero si resulta necesario y pueda seguir completando
mi colchón con una mujer, acariciar su pelo sin otra intención
que su comodidad y pedirle a los piojos que la cuiden,
mejor.