jueves, 27 de mayo de 2010

enciclopedia de cosas sin sentido

acariciaste mi pelo con la dulzura de tus delicadas manos, así también acariciaste mi corazón, hipnotizaste mi ingenuidad, dejandome caer en tus brazos -como siempre- para
despertar, ver que me has arrancado el corazón y dejaste pelado.

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