jueves, 26 de mayo de 2011

y para siempre

La quietud

el beso

cintura, espalda y hombros,

el viento vuela
las hojas
y mi peluca

duermen
los sesenta
segundos
cuando
despierta el minuto

masticando las horas
y cada lento movimiento
lo quiero acelerar,
es ansiedad
de esperar (te)

que nada pase
dejar salir
el humo
mirar el porro
y volver a fumar

afuera los
obreros trabajan
el eco del martilleo
como un metrónomo
loco
por el ancho de basto
que me fumo

darse el gusto
de distorsionar la lucidez
cuando esta
sobrepasa
toda espectativa

callen, callen
la voz chillona
callen
de una vez

que esto pega más que Monzón

No hay comentarios:

Publicar un comentario