sábado, 20 de febrero de 2016

el que le vendía opio a Borges

voy por mi reencarnación número mil,
la otra noche me revelaron extraños seres
el deseo del soñador, que en su desvarío
onírico, proyectó su anhelo generando
todo esto que me compone capa tras capa
y los engranajes de esta máquina
que le dicen cuerpo, de estas capas
del alma, del ser y de la labia, todo lo que compone,
todo lo que nace, vive y después muere.
cada ciclo, el destino de forma espiral
en el que nos encontramos, yendo hacia arriba,
hacia el centro, fluyendo al ritmo del latido,
van marcándose los pasos y las posteriores huellas
que hemos seguido y seguirán, constantemente
todo dirigiéndose hacia lo no imaginable,
ya no insisto en afirmar nada, me dejo sorprender
y actúo. a veces bien, otras mal.

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