miércoles, 1 de junio de 2011

mandale gas, dejate de hinchar las pelotas

Traslademos la situación a un partido de fútbol,
pongo play al delirio... 1... 2... 3.... ya.
Es parejo el número de jugadores (once contra once),
el de suplentes, el de director técnico, etc,
por lo tanto retengamos el concepto de parejo,
eso es lo que hoy nos compete. El juego consta
de una pelota que es perseguida por veinte jugadores
en distintos momentos, siempre es uno el que
toma posición y uno o dos que disputan el control,
la cuestión yendo al grano es que la pelota tiene
que entrar en el arco contrario esquivando toda
contorsión estrafalaria del arquero.
Es como un ping pong, tiene que ir y venir,
ir y venir, ir y venir... Pero si es un solo
jugador el que tiene el control de la pelota
todo el partido y corre corre y corre por toda
la cancha solo, mete siete goles, es un afano
no le conviene a nadie, o sea, al jugador
se le terminan por hinchar las pelotas
patea la pelota a la tribuna, se quita la cinta
de capitán, escupe a los fotógrafos y se va
de la cancha después de haber perdido el orgullo
al tercer gol, al séptimo se sintió demasiado
arrogante, por eso toma esta decisión. A todo
esto, ¿qué hacen los demás?... miran... nada más.
Cansado de tanto esfuerzo, manda a la mierda
todo, deja el fútbol, vuelve a la casa,
enciende la estufa, siempre recuerda tarde
lo paranoico que lo pone el frío y las
locuras que hace cuando este lo excede.

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