martes, 10 de agosto de 2010

Esperemos que todo esto cambie

Me senté cerca de la mesa y de la sombra, que daba la sombrilla,
por que no había sillas desocupadas. Estábamos allí en el parque
cerca de la pileta del club, sentados alrededor de la mesa
escuchando la radio, tendría nueve años para entonces.
Se me dio por imitar al locutor y reírme, pero a cada rato me
hacían callar, pero yo seguía hablando y de nuevo escuchaba
el "sh... sh...".
Esa semana pude ver en el noticiero del mediodía a la gente
protestando en la calle con cacerolas, las oía desde mi ventana,
recuerdo también la plaza de mayo aquellos que me hicieron callar
habían estado allí una de las tantas noches del "cacerolazo". En
la puerta de los bancos, el conflicto era aún peor, la gente
iba con sus trajes de baño, tiraban arena, llevaban baldes
palas y rastrillos, como los niños en la playa hasta incluso
pequeñas piletas inflables que llenaban con mangueras, era como
estar en la playa, pero en una esquina del Microcentro un miércoles
a la tarde pero con la gente enojada -muy enojada-. El presidente
se escapaba en helicóptero por la terraza de La Casa Rosada.
Pude ver también a los protestantes siendo llevados de los pelos,
ensangrentados y golpeados por la policía. Días después estaba
en San Luis festejando el año nuevo con mi madrina y su familia,
y por el noticiero esa semana noté que hubo cinco presidentes distintos,
como Rodríguez Saa al cual mi tía festejo y yo también pero no
entendía por qué, solo me concentraba en la pileta y la Coca-Cola,
también estuvo Duhalde, que fue quien concluyo con el mandato
que había inciado De La Rúa con su "y dicen que soy aburrido",
pero sobre todo a Duhalde diciendo "El que depositó pesos, recibirá pesos. El que depositó dólares, recibirá dólares".
Pero más allá de todo para mi fueron unas lindas e inocentes
vacaciones, ahora un poco más maduro, entiendo todo y realmente
fue un año duro y todos estos hasta hoy, también lo fueron
y lamentablemente lo serán.

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