lunes, 11 de octubre de 2010

Vos entrenas el abdomen, yo el hígado

Habíamos decidido salir a la calle a tirarnos en algún lugar donde el sol nos pegara de frente, los lugares posibles a donde ir eran siguiendo un camino en L, mi novia
estaba por llegar y para no ponerme ansioso habíamos salido, creo que corríamos riesgo de prendernos fuego al sol, con tanto alcohol en el cuerpo. Caminamos 50 metros y me senté en la calle y automáticamente pensé "mejor no, ahí está mas cómodo", nos sentamos, hablábamos de no se que cosa, seguramente con Luciano estábamos tratando de recordar qué habíamos hecho hace unas horas, el Alikal no mostraba todavía sus benéficos efectos. No había mucha gente, parecía todo muerto, cuando a nuestra derecha vemos a una mujer, de unos cuarenta y algunas dudas más, en una de las manos llevaba una valija, quizás ahí llevaba sus juguetitos eróticos o el trajecito de enfermera, caminaba como queriéndonos decir "Por más agujero que me tapen, no podrían conmigo", la mirábamos, presté atención a su culo, no parecía tanto pero con tanta resaca a esas horas un culo te puede hacer abrir un poco los ojos, la seguimos con la mirada, cruzó la calle, de frente venia un tipo, con bastante cara de boludo, pero estaba casi con tantas ojeras como nosotros, en eso la veterana se saca la campera dejándola puesta de un solo hombro y afirmo mas su postura de tigresa sexual, en ese momento largué una carcajada y dije "Ah bueno... ¿que flashea esta puta que esta en una propaganda?", hasta el tipo se rió.
Mi novia llego y todavía seguía delirando. Fuimos a mi casa, intentaba contarle como la había pasado, pero me costaba hacerlo, los dos moríamos de hambre, desde la noche anterior tenia ganas de comerme una hamburguesa asquerosamente grande y con cualquier otro agregado grasoso entre el pan y la carne. Después de comer, tome un Uvasal, charlamos, me estaba volviendo insoportablemente inestable, no tenia ganas de dormir, porque en tres días solo había dormido 8 horas y había tomado tanto que transpiraba espuma. A eso de las seis vinieron a visitarme dos amigos, justo cuando yo tenía que acompañarla a la parada del colectivo y me quejaba de que no tenía monedas, por lo tanto no podía acompañarla, fuimos caminando a la parada, subió al colectivo, camine bordeando el parque, estaba bajando el sol, un viento fresco y suave corría mientras metía las manos en los bolsillos y pensaba "que vida, que tranquilidad, amo esto... todavía no termino".
Entre en mi casa y me puse a juntar las botellas, comida, platos sucios, filtros, encendedores, ropa, etc., estaba tan tranquilo que por momentos creía estar dormido, miraba para cualquier lado -como siempre- hasta que algo me llamo la atención, eran unos cd's que había comprado a los 12 años, cuando todo lo que hacía era para la música, iba a muchos recitales solo o con algún amigo, las entradas me las regalaba un músico amigo y la plata me la gastaba en cd's y comida. Al lado había una caja amarilla, con más cd's, la abrí y encontré un papel que tenía escrito "Ken" con un corazón dibujado, la leo:
"Ken: me encantaría que sepas todo lo que sos para mi...
me siento tan bien a tu lado, contándote
mis cosas, realmente sos mucho ken...
no puedo estar enojada con vos o algo,
no quiero perderte, porque me haces
sentir bien, siento que puedo confiar
y que no me vas a defraudar mi amor...
quiero que sepas que te amo mucho
y no te alejes nunca.
te amo mucho,
tu barbi."

Después de eso quedé anonadado y automáticamente me pregunté
"¿cuando paso?,¿quien era?, ¿porque me llevaba así con la gente,
cuando fue que fui tan buen tipo?"
. Demasiado cursi, me causo mucha gracia leer eso,
sinceramente no recordaba quien habrá sido, pero bueno, Barbi, no me acuerdo de vos.
A eso de las nueve de la noche, vino Guido, estuvimos charlando, me tenía que ir a la casa de Gonzalo, era su cumpleaños, iba a encontrarme con todos mis compañeros de la primaria y de dos años de las tres secundarios a donde fui. El colectivo no llegaba más y el estomago por algún motivo no dejaba de hacerme ruido, había comido una hamburguesa, no un león, era algo raro, tardó media hora en llegar, estaba de malhumor ya. Cuando entre estaba Gonzalo haciendo fuego en la parrilla, Luciano comiendo papas fritas y Pablo, no me acuerdo. Había tres chicas que salude como saludo a todo el mundo, poniendo la cara simulando un beso que no tiene ni ruido, ni contacto labio-mejilla. La demás gente no tardo tanto en venir, las chicas decían incoherencias, me limitaba a mirarlas de reojo, comimos hamburguesas, cuando la tuve en mi mano pensé "la puta madre, otra vez esto, no quiero", comí dos, el delivery etílico llegó, mi simpatía también, me molestaba que me miraran con cara de sorpresa y me digan "aguanta estas re loco" por servirme mitad vodka, mitad speed, el vaso media unos 12 centímetros. A mi tercer vaso, -por que cuando se trata de vodka lo tomo despacio, le tengo respeto- ya estaban todos un poco mas charlatanes, la conversación no era tan incómoda, cuando de repente aparecen tres mujeres de esas que
uno ve y dice "me encantaría cogérmela, pero en la vida me va a dar bola", la rubia, la mas alta dice con toda su voz de concheta simpaticona:
-Hola soy la sobrina de Gonzalo, ¿donde está él?
-(murmullo varonil) Está arriba
-Bueno gracias
Llegado a este punto, no está de mas aclarar la cara de todos, era hermosa para un retrato era como una foto familiar en año nuevo, faltaron los aplausos, ni bien dieron la media vuelta para irse a otro sector de la casa los miro a mis amigos y les digo
-Boludo, este Chowe (apodo de Gonzalo) es un hijo de puta, dice: "ábranle a mi sobrina que va a venir" y yo me imagine una nena de ocho años, no un terrible minon.
Termino de decir eso y Pablo estalla en una carcajada y escupe todo el trago, todos rieron también y me dijeron.
-Gordo sos un hijo de puta... mira lo que decís jajaja.
La cosa en un momento se empezó a poner bizarra, estaban todos bastantes entonados, me sentía en el Barrio Chino, las chicas de tener esa imagen de inalcanzable, se sacaron la gorra y accedían al delirio general, en eso no faltó el comentario que me hacen siempre "Che no te dolió el arito" -tengo un aro en la nariz, como los toros-, a lo que respondí con un delirio cósmico. Cuando ya nadie aguantaba estar en la casa, salimos para tomar un colectivo e ir a un boliche, yo estaba alegremente ebrio, estaba muy charlatán, pero el hígado podía aguantar otro Katrina, había mucha gente haciendo fila para entrar, y la entrada tenía un monto al que no llegaba. Juan, también se quería volver, así que paró un taxi, pagamos y se metió en la casa y yo seguí caminando aprovechando mi ebriedad, cada vez que veía un edificio o una linda casa tocaba timbre, cuanto mas timbres tenia, más era mi diversión, en eso veo el letrero de la calle Serrano y doble a la derecha, doble por corrientes y le toque timbre a Nachito, por suerte el estaba despierto y en su casa estaban Nicolás y Martín, fumamos un habano, a nachito le agarro sueño y nos bajo a abrir. El tabaco me mareó... Y no quería volver a mi casa, así que como siempre que me emborracho, pase por el kiosco de Say y me compre un pancho, las papas se me iban cayendo por que había un viento fuerte y a mi mucho no me importaba, me senté enfrente de mi casa, lo termine de comer y dije "no tengo ganas de entrar, voy a seguir caminando", así que me levante, y fui caminando por no se donde, hasta Scalabrini Ortíz, tocando timbres, riéndome, porque mientras avanzaba -por primera vez, siempre hago eso de tocar timbres- escuché "Hooola... Hooola... ¿Quién es?", cuando llegue a Scalabrini Ortíz di la vuelta, llegue hasta mi cuadra otra vez y dije "es temprano, voy a seguir caminando", camine por Corrientes y a partir de ahí ya no me acuerdo tanto, más que solo me reía y trataba de no tropezarme, todo el Fernet con coca que había tomado, mezclado con el vodka y la cerveza, ya me estaba haciendo doler el estomago, la noche anterior habíamos tomado con Luciano y Pablo una botella entera y durante el día había tomado mucha cerveza y un Frizze, así que, como ya se estaba haciendo de día decidí volver, tenía pensado levantarme temprano, para ordenar todo lo que faltaba ordenar, había diez botellas de cerveza, una de whisky, una de vodka, una de frizze y una de fernet. No ordene nada, me acosté, y a eso de las diez y media de la mañana empiezo a sentir unas ganas de mear impresionantes y cuando miro hacia la derecha, la veo a mi hermana durmiendo y dije "No, la puta madre" fui hasta la cocina y estaba todo como si este fin de semana no hubiera pasado nunca, hice té, tostadas y me senté en la reposera, el sol pegaba fuerte en el balcón mientras leía por primera vez "El Principito", me gustó, lo leí entero. Cuando iba por la mitad, aparece mi mamá y me dice.
-Hola ale, ¿todo bien?
-Si, vos vieja...
-Bien
-Che... no hubieras ordenado, lo iba a limpiar yo.
-Y bueno... Se tomaron todo ¿no?
-No
-No... claro... se toman las cosas enserio ustedes eh.
-Y si, qué se yo.

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