domingo, 21 de agosto de 2011

Un final que nada que ver, no era de extrañar

El drama de un verano, en calle Aráoz creo haberte encontrado,
si de algo estaba seguro era que por un tiempo iba a ser la última vez
que te vería. Llovía en tu cuarto, por eso dejaste el paraguas en el
semáforo, nevaba en la persiana del local cerrado donde te esperaba
y abrazaba la idea de ya quedarme con nada. Cuan cargada estaba
mi valija para ese entonces, disculparme cuando lo hice no lo dude
abrí el bolsillo, le di fuego sin avisarte y sin convidarte; con mi ticket
a Japón comenzaba a olvidarte y renunciar a la idea de recuperarte.
Avise que enseguida volvía me había olvidado algo que responde
a la pregunta de ¿cuándo fue que te quise tanto y por qué? el espejo
no me devolvía la misma imagen que te describí cuando la había
soñado. Agradezco a esa suerte, al tiempo, al olvido... y haber
reconocido que sentirse solo es un delirio la doctora me dijo
quien me acompañaba, la licenciada no se animaba.

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