miércoles, 31 de agosto de 2011

te abrís como un bandoneón, pero la meditación no te sirve un carajo

Cada vidriera vestida de vos,
cualquier maniquí imitando tu figura...
esas calzas que no olvido.
Perfume de otoño,
compartiendo solo un almohadón
de los cuatro que tiene el sillón,
tus piernas sobre las mías
tu cabeza en mi pecho,
tus brazos que todavía hacen
presión en mi cuerpo
que reclama un beso tuyo.
Las esquinas que me desvian
para que no llegue a vos,
las calles las conozco
pero en el trayecto todo cambia
de forma
y lo que creí que iría bien
se despide con un beso frío
un chau seco, sin dejar la bicicleta
para abrazarme; mientras
disimulaba el subir de mis huevos
a la garganta.
Con un elefante en el pecho
y una obra en construcción
vuelvo a casa, solo vos me arrancas
una lágrima estando en pedo.

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