lunes, 28 de noviembre de 2011

el gesto cotidiano tuyo de agarrarte la cabeza e implorar e implorar

Antes que nada buenas noches,
quitate el reloj de la pulsera
el apuro te cega
yo entiendo haberlo deseado
haberlo dicho para mis adentros
andate-a-la-mierda-andate-a-la-mierda-.
Antes que nada recordá que algunas
puertas giratorias pueden fallar
y no vaya a ser que justo el día
que te propongas arriesgarte a tal y tal
o tal y cual cosa la puerta se rompa
y permanezcas ahí
con la mirada acosadora del tipo de vigilancia
y de reojo te intimide
con el café que moja su bigote
y sigas ahí con cara de nada
y la vieja que quiere entrar te mire con cara de culo
y te quiera pegar un carterazo
gritando que hay gente que quiere pasar.
Antes que nada buenos días,
el bombero te rescatará quizá con algo de desgano
también por su apuro y que hace tres días que
no vuelve a casa, por mas que lo haya elegido
no tiene que por qué andar soportando estupideces tuyas
si tuviste tiempo de haber llegado antes que cierre la sucursal
pero no fue apuro tuyo llegar sino irte
por eso la puerta se atoró
y el bombero se ortivó.
Antes que nada buenas tardes, el sol está
cayendo y la suela de esas zapatillas sucias que imitan
las Flecha se esta pegando la mugre y la rutina
de las baldosas de aquel barrio
y un sorete diarreico te toma por sorpresa
y patinas llegando a aquella esquina donde
un grupo de egresados alterados te ve
y como cual hinchada a disgusto con el referí
se pusieron a gritarte
y te avergonzaste de vos
de tu propia estupidez.

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