martes, 15 de noviembre de 2011

el regreso del barco griego al mar rojo

En Palermo tengo negado el acceso
a diversos domicilios, restringido
en algunas calles, disponible en
bares solo cuando tengo dinero
y es antes de las cinco de la madrugada.
Yo no sé por qué, pero bueno... Ya
me acuerdo, ahora te cuento. Hay
un departamento en el cual
ni siquiera intente tocar timbre
porque siempre imagine la respuesta
y bueno no se cuantos años habrán
pasado, supongo que será lo mismo.
En fin. Querida, en mi cajón yace
tu vestido. A la otra me gustaría
que tenga la gentileza de venir
a ordenarme el cuarto por aquella vez que...
sin ser demasiado explícito, cito un ejemplo.
Aquella botella de José Cuervo vacía...
bueno.
Fijate.
Palermo también tiene su bosque,
sus esquinas y a veces siento que
en cada outlet de la zona hay retazos
de mi deslices findesemanales,
como la calle Honduras, la plaza Medrano
o la Güemes.
uf...

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